Los principales socios en términos de FDI de Paraguay son Estados Unidos, Brasil y España, y la mayoría de estas inversiones extranjeras se dirigen a la industria alimentaria. La legislación paraguaya concede a los inversores exenciones fiscales, permite la plena repatriación del capital y los beneficios y garantiza el trato nacional a los inversores extranjeros. Las inversiones extranjeras no están sujetas a control, y se permite a las entidades extranjeras poseer propiedades.

A pesar de las reformas del sector público y del refuerzo de la protección jurídica, el clima político, las deficientes infraestructuras o la restrictiva normativa laboral son algunos de los principales obstáculos que existen actualmente en el país. La clasificación en el ranking Doing Bussiness ha descendido 12 puestos este año, situándose en 125/190. Sin embargo, en los últimos tiempos se han realizado algunas modernizaciones importantes en el país, dirigidas especialmente a los sectores del automóvil, la logística y los productos manufacturados.

El régimen fiscal de Paraguay es complejo y, aunque las tasas son relativamente bajas, la administración de las cargas fiscales puede comprender unas 378 horas al año para los 20 pagos anuales de impuestos existentes, uno de los tiempos de administración más altos de la región.

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